domingo, 19 de abril de 2009

Saudade

Acabas de ducharte, te secas con una toalla azul de manos que apenas puedes atarte a la cintura y que huele a tabaco; te secas con el humo invisible y cultivado, es lo que tiene una habitación tan pequeña y el vicio del cigarro.

Te vistes con medio pijama -los pantalones- y una camiseta vieja de algodón de manga larga. Te sientas en la silla, la toalla en el respaldo, miras a través de la ventana y comienzas con los dedos:

“Hoy tengo saudade, o nostalgia, es lo mismo mientras cae la tarde, y los árboles se tornan grises, perdiendo la luz verde de sus hojas, sombras ya acariciando el cielo rojo, como plumas o pinceles que lo pintan, que habrán de dibujarlo hasta la plena oscuridad del olvido y de la nada...”

Hoy tienes saudade, supones de la infancia -no eres tan viejo-, supongo de tiempos mejores, más felices, más lejanos al fin y al cabo, quién sabe lo que fueron.

“Hoy tengo saudade, o nostalgia, y el cielo acurrucado todo en la palma de mi mano, no sé dónde va, no sé lo que quiere. Los árboles me miran, me inquieren lo irrevocable. El cielo me mira, no sé lo que quiere, no sé lo que hace...”

Hoy tienes saudade, parece una excusa aceptable; vas a parar, un momento, para beber agua....y vuelves, abres la ventana -aún los pájaros cantan- invitando al humo a marcharse.

“Hoy tengo saudade, o nostalgia, y el cielo acurrucado todo en la palma de mi mano, lo miro en silencio, lo escudriño, parece que se va a morir, parece que está triste...”

Hoy tienes saudade, y el cielo parece acompañarte, o así quisieras, o así nos cuentas.

“Hoy tengo saudade, o nostalgia, y el cielo acurrucado todo en la palma de mi mano, lo miro en silencio, lo sopeso, qué voy a hacer contigo pienso, cómo puede ser que hasta mí hayas llegado para morirte, eres el primer cielo de mi vida entre mis manos; y vienes para morirte. Los árboles nos miran, te buscan, a mí no pueden pintarme...”

Hoy tienes saudade, sin saber exactamente qué significa, pero sintiéndola como el cielo entre tus manos; qué maravilla pensarían muchos, y estiran los brazos con las manos abiertas.

“Hoy tengo saudade, o nostalgia, y el cielo acurrucado todo en la palma de mi mano, lo miro en silencio, lo sopeso, pero no pesa y ya se ha muerto. Ya se ha muerto pinceles, o plumas, u hojas de árboles. Ya sólo un gurruño, el papel de un niño dibujado.”

Hoy tienes saudade, y ya se va, y de camino viene el hambre, y el sol es ya sólo un recuerdo en la retina. A punto de acabar yo decidido imitarte, porque también es mía la nostalgia, y el hambre, y la tarde ida, y la noche que se abre para abrazarnos en uno solo en esta ciudad lejana. Déjame que te escriba, que me escribas:

“Hoy tengo saudade, o nostalgia, y el cielo acurrucado todo en la palma de mi mano; lo miro en silencio, lo sopeso, pero no pesa y ya se ha muerto, y va directo a la basura, como poesía caducada, el cielo y la saudade, como usado chicle sin sabor, porque la cena espera, y voy a lavarme las manos, y esta noche las sábanas soñarán con tabaco...

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