viernes, 26 de febrero de 2010

Ni siquiera eso

No sé qué decirte, tampoco sé quién soy. Puedo darte mis señas, mi dirección, mi edad, mi sexo, mi signo zodiacal, mi día preferido de la semana, el tipo de pasta que me gusta, mis miedos, mi angustia, mi ilusión y dónde cultivo mi esperanza, el color de mis ojos, mis recuerdos de niño, lo que quise ser cuando yo sea grande, los viajes que hice, los cielos y mares que crucé, la tierra que pisé con paso más o menos firme, mi deseo, lo que nace de un profundo rincón animal, el asesino que vive en mi inconsciente y el cobarde que lo acompaña, mi instinto paternal, cómo a veces puedo ser el mejor amigo y otras me entran ganas de llorar, puedo atreverme a quedarme desnudo frente a ti con el miedo a que me dispares en el pecho, enseñarte mi posición para dormir, cómo me gusta el café con leche, el número de azucarillos, mis libros preferidos, lo que espero de la vida, lo que no me atreví a hacer y lo que sí, puedo incluso intentar decirte la verdad de lo que pienso cuando te miro, mi odio y mi amor unidos, mi crisol de realidades, cuándo sueño con palomas, plazas y un abrazo, cuándo quisiera estar tan solo en el mundo y cuando me moriría si nadie me diese la mano, puedo contarte de qué podría llegar a ser capaz, para bien o para mal, dónde nací y los aromas que me habitan. Puedo darme a ti hasta la injusticia, entregarte mi última dignidad de vivo. Sin embargo ni siquiera así podrás dar conmigo, porque soy algo mucho más allá de todo esto, que ni siquiera yo sé.

Inspiración

La inspiración es el camino al inconsciente.

viernes, 12 de febrero de 2010

Sexo literario

Recitas como Dios
me dijo mientras recogía los libros de la cama
y encendía un cigarrillo de la mesita de noche.

Tú también
le contesté y seguí
limpiando los restos del orgasmo entre las páginas.

domingo, 7 de febrero de 2010

Sabidurías

No sé si sabes que yo supe que sabías
aquello que yo sé desde que sabes
que yo he de saber
inexorablemente
todo lo que sepas.

martes, 2 de febrero de 2010

Wanted

Para encontrarme he decidido asaltar con sigilo mi casa, abrir silenciosamente todas las puertas, y escrutar casi a oscuras todas las estancias. Luego al alba descorreré las cortinas, para que la luz de la mañana ilumine delatora todas las dudas y rincones que hayan podido quedar intactos.
Entonces proseguiré por la cocina, atisbaré entre armarios y cajones en busca de alguna huella de mi vida, empezaré por el azúcar y el café, galletas e infusiones, conservas varias y al fin el frigorífico; los aromas siempre esconden recuerdos, alguna picante pista o una agridulce nostalgia ya caduca; no guardo sin embargo muchas esperanzas en los guisantes congelados o similares provisiones bajo cero.
En el aseo sólo me interesa el cepillo de dientes y la máquina de afeitar, y el olor de las toallas, y los restos de mi rostro en el espejo.
Al llegar al dormitorio es posible que el sueño comience a vencerme, y tras palpar a ciegas el íntimo tacto de las sábanas, y mirar debajo de la cama, abriré el armario y memorizaré los colores de todas mis camisas, y me acostaré, arropado hasta los labios, para descansar un poco de mí mismo y de la vida.
Y si todo sale según lo planeado me despertaré, y acabaré de nuevo en el salón, haré café y abriré algún paquete de galletas, y sentado en ese viejo hueco que el sofá me hizo con el paso de los años, pensaré que todo ha sido un sueño.