sábado, 31 de julio de 2010

Horizonte

El horizonte entero cabe reflejado
en el ojo de un caballo que galopa
con crines incendiadas...

martes, 27 de julio de 2010

Palabras de tarde

Hablo de nuevo, apuesto la mirada a la tarde, la dejo vagar por entre sus somnolencias, por entre sus luces a punto de morir, sus aires como gasas, su sol en blanco, sus humedales, su tierra ocre, su laberinto de aceras grises, sus infinitos pasos, sus miradas que huyen o se recuestan, su color fugaz de pájaro herido que busca el cielo, su silencio y las palabras que nacen como frutos huérfanos para llevarnos a la boca, y alimentar algún lugar dentro de nosotros, y hacerlas nuestras, tan nuestras, irremediablemente.
Apuesto a la tarde, hablo de nuevo, me pienso, es decir pienso en todo y en nada, si eso es posible al mismo tiempo. Me siento pensar, me agoto, me lleno, huérfano de todo, solo como todos, busco las palabras de los otros, ancestrales, más allá de mí, donde existo en los otros, más allá de la matriz primigenia de la nada a la vida, más allá de la muerte en los otros.
Y me pienso: no he dejado de respirar, sigo vivo, me despierto en la noche y confuso descubro que sigo vivo, que la muerte sigue siendo una falsedad enorme, una lejanía de horizonte que no ha de llegar nunca, hasta que el mundo se acabe en un abrir y cerrar de mis ojos.
Hablo de nuevo, apuesto la mirada a la tarde, y la tarde se apaga, y apuesto mi vida, y sonrío esperando en la noche a la mañana, y pienso en ti, y en todos, y vivo, y vivo, y sumo y sigo.

martes, 13 de julio de 2010

Alucinado

Aquí dormido, callado, silencioso, abro repentinamente los ojos, me acerco al espejo, me miro, me palpo los párpados, los pómulos, las pestañas, me beso los huesos de las manos, me tiro del pelo oscuro que no se cae, lo meso. Me giro desnudo y me visto con la ropa que arropa el suelo. Vuelvo a girarme, me acerco de nuevo y me beso en el espejo. Una sonrisa empieza a surgir, como una flor de acantilado en el olvido, enajenada y roja, imposible. Salgo a la calle de una tarde larga como el tiempo, como el sueño, como el ansia. Camino las aceras de la vida repentina e inconsciente. Veo a tantos sin ver a nadie. Flor enajenada e imposible. Y sin embargo, lúcido y desarmado arribo a tu balcón, y te grito, y te llamo una, dos, tres, infinitas veces, mientras las cortinas blancas se mecen al ritmo de la brisa, hasta que tu cara sorprendida rompe la fugaz eternidad, flor blanca de arena y agua, y yo te grito, alucinado y amante, que no vamos a morirnos nunca.

jueves, 8 de julio de 2010

Mentira

(mentira. 1.f. Expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, se cree o se piensa.
2.f. Errata o equivocación material en escritos o impresos. Se usa más tratándose de lo manuscrito.
3.coloq. Manchita blanca que suele aparecer en las uñas.
4.coloq. Chasquido que producen las coyunturas de los dedos al estirarlos.
R.A.E.)

¿En qué consiste la mentira de las palabras,
sus uñas manchadas?
¿En hacernos más felices? ¿Más hermosos? ¿Más siniestros?
¿O simplemente en la necesidad de no saber,
de negar la realidad de una muerte absoluta?

La tarde se abre como una flor marchita
brindándonos olores de la infancia
sueños que ya fueron
tantas muertes sin más sentido ni razón
que las del tiempo y la materia.

¿En qué consiste la mentira de tus palabras
de mis palabras en la historia construida
con la grafología del instinto
y un saber tan ciego y tan amargo
y un crujir de dedos despreciable?

La tarde es una boca de lobo
que lame a sus cachorros
es decir nuestras palabras
como puñales de afán exacto
de mentiras inmortales.

miércoles, 7 de julio de 2010

Escribo

¿Por qué escribo? -me pregunto
¿Por qué la necesidad de crear? ¿Crear el qué? ¿Para qué?
El sudor me corre desde la frente hasta las cejas, se escurre por la sien hasta los pómulos y cae sobre la mesa.
Gotas de sudor. La luz eléctrica ilumina este rincón de la noche.
Afuera los perros ladran.
¿Por qué escribo? -me pregunto
Nadie sabe si amanecerá mañana.