viernes, 21 de diciembre de 2012

Inventario

No voy a negociar
             
contigo nada.


Este es mi silencio



mi gran silencio




y
este

mi
pequeño

puñado
de
palabras.

domingo, 4 de noviembre de 2012

Un nudo de palomas

  El verano era un nudo de palomas blancas y grises, llegadas desde lejos, desde algún invierno sobrevivientes; un nudo de palabras en la garganta, de llanto y de mejillas. El verano fue lo que quedaba, tras una primavera turbia de nieves sucias, de emociones ateridas por el frío, de nostalgia y castillos de hielo. Lo que quedaba era esa luz amarilla impregnándolo todo, las piedras y los árboles, una plaza antigua, un balcón desvencijado y recién nacido. Ahora, cuando la tarde cae lenta en su propio murmullo de aliento cálido, y la gente sale de sus casas y tú escribes de cara al mundo, ahora es cuando el verano es bruma de un sueño inacabado, que termina donde terminas tú, es decir en un nudo de palomas, en un balcón desvencijado, ante ríos de lágrimas que corren por tus mejillas; y no sabes por qué, porque el invierno no fue malo, y la primavera hizo florecer algunas cosas, aunque a veces no sabemos ni por qué.