jueves, 16 de julio de 2009

Vacaciones

  El muerto, aún somnoliento y con los huesos algo desencajados, se sacudió el polvo acumulado por los años. Quedó por un momento pensativo, casi absorto, mientras las cuencas de los ojos se le acostumbraban a la luz, hasta que un puñado de recuerdos momificados se le vinieron al cráneo como caídos del cielo. Una vez orientado comenzó a caminar, dando algún traspiés por el cementerio. Se paró en el semáforo, cruzó la calle con cuidado y torció la primera esquina a la derecha. El edificio seguía igual, algo más viejo, aunque el portal lo habían reformado. No se molestó en leer los nuevos nombres en el buzón. Cogió el ascensor y subió a la casa. No reconoció muy bien el antiguo olor, que ahora se mezclaba con aromas de lavanda. También los cuartos habían cambiado, pero no le costó encontrar el armario multiusos y coger una toalla grande y esponjosa como las que siempre le gustaron. Luego se apresuró camino de la estación. Tenía poco tiempo que perder, y siempre quiso ver el mar.

3 comentarios:

  1. Se despierta del largo sueñoy se va a ver el mar, que bonito.
    un saludo

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  2. Ay si se pudiera morir solo un ratito a modo de vacaciones.

    Saludos

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  3. La muerte de vacaciones? mmmm tambien tiene derecho a ponerse un bañador y tostarse como una iguana


    Saludos

    Luna Azul

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