Desde aquí el trabajo sigue, desde este balcón al sur donde el cotidiano mundo interior se mueve entre sombras y termómetros, asaltado por lejanos parajes pasados y futuros, espejismos irreales del presente onírico, donde la vida sobrevive con aires acondicionados y crepúsculos, aún a falta de palabras y una poesía atrincherada en la garganta, que se niega a florecer en la canícula.
Como yo misma diría, que la vanidad venza a la pereza, y no nos dejes sin tus versos.
ResponderEliminarSaludos
Un deleite leerte
ResponderEliminarBesos
Luna Azul