miércoles, 16 de diciembre de 2009

Otoño experimental

Ya va siendo hora, susurras, y el aire frío hace tiritar mi piel, y el vaho de tus palabras empaña mi laberinto mientras la húmeda y macilenta luz de la noche urbana se hace hueco entre nuestros ciegos huesos.
El otoño, indefectiblemente, nos va dejando desnudos, poco a poco, a lomos de silencio, tu memoria queda a la intemperie y tus recuerdos son perros que ladran a la luna, habitantes solitarios del arrabal y el abandono.
Mis mudas manos te buscan en los últimos rincones del pasado, atrapados como barcos hundidos en el acuoso olvido de tus iris, verdes como el musgo de los estanques callados.
Mira, como caen las hojas de los tristes esqueletos blancos erguidos hacia el cielo, tocan sus dedos lo celeste, lo rayan y lo arañan, como esperanzas desesperadas.
El olor a mar llega recorriendo callejones y malditas aceras, llaman a la puerta los astros desterrados de la ciudad, tú los almacenas entre botellas de vino, en la cocina atesoras tu tráfico de estrellas.
Ya va siendo hora, susurras, y ya sé que has decidido adelantarte al destino, y ya sé que mi vida no habrá de sufrir todo el dolor que da el recuerdo, quebrando la piel y los andamios del latido.
Sin más me agredes, me rompes el cuerpo a dentelladas, y todo yo me derramo, entre oscuras luces, en versos no nacidos.

4 comentarios:

  1. Derramarse en versos no nacidos para no enfrentarse al dolor en los recuerdos.

    Un texto estupendo

    Un abrazo

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  2. Tu Otogno experimental viene oscuro.
    Me han impactado los huesos ciegos. Los huesos ciegos. Eso y devorar la vida de otro a dentelladas...

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  3. Hay frases en este relato, quepor sí solas bien valdrían una entrada. Nómada ha citado alguna.

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  4. Como siempre...jamas me decepcionas,como siempre tus historias me llenan, como siempre tengo que leerte y como siempre no te olvidas del mar.....y como siempre me encanta todo lo que escrives!

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