sábado, 16 de mayo de 2009

Plata no es, oro parece

 Camina lenta por la plaza toda llena de gente, atardece aunque no viene al cuento, un negro con rastas ameniza la velada con una guitarra, Bob Marley y unas cuantas monedas en el suelo. De pelo y ojos castaños, a media melena que se ondea con el viento, rasgados por pestañas largas, esbelta figura arropada por una ligera chaqueta oscura de medio talle, de esas con cinturón caído sobre hebillas por la espalda, apenas 20 años, inconfundible, con una cáscara de plátano en su mano. No, creo que no he quedado con ella, nuestras miradas se cruzan, yo voy solo. No puedo más que quedarme con la mirada fija sobre su cáscara, sobre sus ojos, sobre su pelo y sus pechos turgentes tras la ropa. Recuerdos de juventud me vienen, sabor a plátano.
- ¿Dónde coño hay una papelera? -se pregunta ella- ¿y qué hará ese gilipollas mirándome?

2 comentarios:

  1. Tu reteniendo el instante, la belleza del momento, la poesía, y ella deseando desembarazarse de lo que molesta, de lo que sobra. Que distintos somos unos de otros, o no tanto.

    Saludos

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  2. Hoy te traigo una sonrisa de Benedetti, como no podía ser menos.

    recordando a Benedetti

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