(Alegato)
Yo, que no sé más que de tus sueños,
yo que te sigo y te persigo
como un destino inevitable,
yo que aprendí de tu boca
el dulce sabor de la belleza,
y sobre tu pecho, infante cursi,
aprendí a soñar
de nuevo con estrellas.
Yo te quiero,
sin más acierto ni vergüenza,
yo apuesto contigo
mi corazón a todo o nada,
tú que eres
la luz en mi mirada,
mi esperanza y mi consuelo,
cuando vuelvo de la vida a veces
tan cansado,
y cuando vivo y vivo también
y parece, amor,
que el mundo no se acaba.
De amor tendría que estar hablando, para agradecerte el gesto que has tenido conmigo y con el libro. Sonrío.
ResponderEliminarAquí te muestro mi más sincero agradecimiento.
Parece amor, por lo tanto, lo es.
ResponderEliminarUn abrazo
Me alegra a mi también ver el enlace a la página web del libro de Raúl que yo misma he hecho.
GRACIAS
Ay ay ay!
ResponderEliminarA todo y nada...
Uf...