No me importa morirme de vez en cuando, y supongo que esto no debe de ser malo sino todo lo contrario. No está mal morirse de vez en cuando, morirse de a poquito, para ir renaciendo así, como quien no quiere la cosa, como luz que entra cada día por la misma rendija, de la misma persiana, del mismo balcón, iluminando el mismo párpado maravilloso que una vez pudiste ser tú y que quizá lo fuiste y ya no importa; y yo a tu lado, con mi cuerpo abrazado al tuyo, así tan simple, sin más metáforas que la desnudez y el sexo, y el sueño y el orgasmo, y la paz y el éxtasis, y sí quizás eso era amor, y así como tú, la luz también, yo sobreviviendome de a poquito.
No me importa morirme algunas veces, y volver a despertar y seguir sobre el mismo verso columpiado por los días inventados que me sostienen para no caer, en algún paisaje perdido de mi propia biografía, a la que algún día dejaré huérfana de padre, madre, hijo y espíritu santo.
La muerte es un secreto inconfesable que sólo conocen los muertos, sin embargo sólo nosotros podemos jugarle la partida, retarla hasta sesenta veces por minuto: la muerte o la vida, de eso se trata al fin y al cabo; la suerte de los dados también está en la mano que los tira.
En una de mis entradas recordando a Jaime Sabines dije lo mismo, para hacer funcionar las estrellas lo importante es vivir a no ser que se pudiera morir solo una semana.
ResponderEliminarUn abrazo, un placer leerte
Nada, sólo que es muy tarde y pasé y leí que no te importa morirte de vez en cuando porque piensas en el renacer como una conquista diaria. Eso dice pasión y al mismo tiempo paciencia, yo de lo segundo ando escasa siempre.
ResponderEliminar:)
Y gracias por eso que me has dicho, me sacaste los colores!
ResponderEliminarMoreiras,
ResponderEliminarni siquiera sé desde donde escribes, pero la cercanía de Porchia, uno de mis must, y este texto, precioso, me hacen pensar en un compañero de vida.
Siempre leo tu blog como "seven de poesía". Te pondría un puntaje más alto.
Vaya un link en mi amorimás, si es que ya no lo tienes.
Morirse sabiendo que puedes volver a despertar, resulta tramposo. Sonrío. Con lo que podría entender el gusto por este viaje de ida y vuelta.
ResponderEliminaren cuanto a morir, morir, de hacerlo, sí, yo también querría que me sobreviniera en la cúspide de mi felicidad... como ocurría en aquella fantástica película de María Ripoll
Que texto tan precioso!!
ResponderEliminara mi tampoco meimporta morirme de vez en cuando, siempre acabo encontrando algo que me resucita, a veces de golpe, a veces lentamente.
un beso
Yo siempre estoy jugando a los dados y no lo hago para ver qué se siente cuando se renace después de muerta. Lo hago para exprimir mi vida con cada aliento, con cada número que sumo en cada tirada.Mientras no te mueras del todo y me abandones sin poder disfrutar de tus frases bonitas te dejaré seguir echando suerte con los tuyos. Por cierto gracias por felicitarme justo el día de mi cumpleaños. Lo celebré como si fuera a morirme mañana,(por si acaso)jaja. Beso
ResponderEliminarMuchas gracias Moreiras, aunque Cortázar son palabras mayores... jejeje. Me han alentado mucho tus comentarios, ahora que estoy poco inspirado.
ResponderEliminarY yo soy más de que si alguien tiene que morir... que muera la muerte (como decía una canción).
Te leeré con atención.
Saludos!