indómito, ta Del lat. indomĭtus. 1. adj. No domado. 2. adj. Que no se puede o no se deja domar. 3. adj. Difícil de sujetar o reprimir. Real Academia Española
jueves, 3 de diciembre de 2009
Entresueños
¿Has perdido el sentido de tu vida?, me preguntó aquel viejo extraño saliendo de una tienda cualquiera, en una calle cualquiera, fría y gris de este otoño algo más melancólico y lascivo que otros años. Yo lo miré sorprendida, sopesando el silencio asombrado de mi boca; perdone, resolví en contestarle, mi vida no es asunto suyo, y desde luego que no ando perdida, pero dígame, sabe usted acaso qué ha sido de la suya? El viejo, de extraños ojos verdes, esbozó un sutil gesto sonriente sin dejar de clavarme su mirada en las pupilas. Suerte princesa, me respondió calmadamente con un deje de dandi de película en blanco y negro. Inmediatamente después prosiguió su camino, sin apenas rozarme el abrigo rojo con el pardo tejido de su chaqueta. Por un momento quise ver en el rincón más escondido de aquella indescriptible sonrisa el oscuro reflejo de un afilado colmillo. Entonces pensé que quizás me hubiese equivocado de cuento. Una bofetada de frío repentina fue la que me hizo despertar de mis divagaciones, a la vez que recordaba, despejando mis dudas, que hacía tiempo que mis dos abuelas habían muerto. Retomé mi camino y volvieron a mi consciencia vivos y claros todos los sonidos y luces de la ciudad nocturna. El frío parecía anestesiar sin embargo mi nocipercepción, aliviándome de las rozaduras de aquellos incómodos zapatos de cristal, a la vez que también cedía el agudo y localizado dolor en el dedo índice de mi mano izquierda tras el pinchazo horas previas con la aguja de la máquina de coser. Mientras tanto continuaba agarrando con mi mano derecha pegada al costado el libro repleto de poemas, aprovechando el vaivén del paso para ir dejando caer disimuladamente y poco a poco, a modo de reguero, todas las palabras al suelo. Cuando la noche creciera y se hiciera profunda y mágica, sólo ellas podrían devolverme a casa.
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Hace mucho tiempo que no escuchaba lo de la maquina de coser.
ResponderEliminarCuantas buenas metaforas: los zapatos incómodos de cristal, el abrigo rojo, el dolor en el dedo...
ResponderEliminarMe ha gustado, muy bien escrito.
Un saludo
Un megamix de cuentos muy apropiado para esta navidad que está ya a la vuelta de la esquina. Estoy tan de acuerdo: sólo el reguero de palabras nos devuelve a casa. Qué bonita verdad.
ResponderEliminarQue hermosos son los cuentos, o que aterradores, o que imprevisibles, o que consecuentes. Quizás sean como la vida, pero es verdad que en ellos puedes perderte.
ResponderEliminarUn abrazo
Moreira,
ResponderEliminarya sabes que no soy muy agudo; pues de nuevo me perdi.
sin embargo, al leer los comentarios
de otros leyentes volvi a intentarlo.
de acuerdo hay varios temas de cuentitos escondidos pero faciles de reconocer.
tienes magia de palabras. :-)
gracias una vez mas por compartir.
poco a poco voy aprendiendo algo, ?no?
..
.ero
Me devuelves a un momento que no ha existido nunca... sin que por ello deje de ser más real.
ResponderEliminarEl príncipe Once tendría seguro la respuesta a la pregunta, pero es tan sencillo olvidar el lenguaje de Ningún que ésta sería ininteligible...