jueves, 27 de agosto de 2009

Solárium

  El sol relame las babas de la noche, y traga cada sueño hasta el incendio. La mañana queda como una vasta llanura de arena blanca donde el sol va sembrando aristas, sombras, alturas, horizontes, algún color que luego parirá, párpados que se abren y vuelven a cerrarse, corazones, como gotas de lluvia carmesí que al caer revientan en historias y ciudades, y caminos y mapas, e Historia y Geografía, y luego las fronteras, la política, el miedo, la pobreza, la ignorancia y algunas palabras visionarias. Nacen libros y cables, e Internet, un mundo más falso todavía, o más real, ya nacerán los críticos, los sabios, los iguales a ti pero que son los que deciden. También afloran pensamientos acelerados, racionalidad, civismo, odio y los caníbales, instintos que siempre estuvieron allí, islas que aún no han sido descubiertas, y nombres, lo más absurdo y sublime, para nombrarlo todo y a todos, palabras como balas que hieren más profundo y más eternamente aunque a veces el viento se las lleve. Y así todo, así yo también, y tú, y ellos, y una historia inacabada con todas las historias, y milagro que quién sabe, lo que tiene el despertar en el mismo sitio en horas diferentes. La noche es magia y un ancestral aullido de tambores.
  En fin el sol lo relame todo, para luego volver a ponerlo todo en su sitio.

martes, 25 de agosto de 2009

Soledades

  A veces nos quedamos tan tristes que nos quedamos como ausentes pero sin el como, mientras ante nuestros ojos cruzan gorriones y golondrinas, o algún jilguero o periquito que supo abrir su jaula y pasar a mejor vida, y un cielo azul también como imaginas.
  A veces supongo que te echo de menos, como echo de menos a veces la palabra, el instante justo, esa inspiración tan esquiva y nerviosa, esa musa de los escritores y los artistas que parece prostituta porque todos la soban y la bendicen, la ansían y la buscan, pero quién sabe si alguno la paga.
  A veces nos quedamos a medias, muchas veces nos quedamos a medias, a mitad de un polvo o una palabra, nunca es fácil, todo tiene su intríngulis, y no siempre es sencillo escribir o darse por completo, aunque a ratos lo parezca.
  A veces mírame, dando vueltas y sentado sobre un escalón de piedra cualquiera, pensando en no sé qué que sería mi vida mientras la vida pasa, y así me quedo, recordándote también a ti que no te conozco -que no te conoceré porque tampoco es necesario y sin embargo así es más fácil y más hermoso-, como un yonqui de la nostalgia, colocado de melancolía porque quiero, porque no tengo intención de desintoxicarme, porque el día que lo haga echaré de menos estos ratos, y entonces sí, es probable que el a veces triste no sea yo sino mi vida.

Sueños

  Es imposible de alcanzar. Nunca lo conseguiré. Sí, es cierto, soy joven, y podría apostarlo todo y probablemente ganaría, al menos por un tiempo; es ley de vida. Supongo que muchos otros lo intentaron antes, también estuvieron aquí, donde yo estoy, en este mismo lugar, colgados de la misma cuerda, de la misma duda, aunque claro cada cual tiene sus ojos y una mirada diferente, y un horizonte íntimo, también diferente y tan íntimo, plastificado en el fondo de la cartera.
  Siempre quise saber lo que se sentía en los momentos de decidir cosas importantes, saber a qué sabía tanta inseguridad, tanta ignorancia y tanto deseo; y la verdad es que no sabe mal, el corazón se te acelera y los sentidos se agudizan, y parece que la vida es más vida que nunca, y la muerte, bueno la muerte es algo que simplemente es, un secreto universal e inconfesable.
  Ahora, al borde del abismo, cuento mis fuerzas y hago reflexión de lo que queda, de lo que fue, y de lo que será quizás si lo consigo. Quién dijo que perseguir un sueño fuera fácil, pero más difícil es vivir quizás, atado a la rutina gris de la nube mañanera y puntual de un día igual a otro y ninguno parido desde el propio ansia y el propio grito, ese que tantas veces se ahogó para no molestar a los vecinos.
  Hoy sin embargo tengo varias opciones pero no sé si de mí dependen, y me pregunto ahora si alguna vez tuve esa posibilidad de elegir, si la vida es realmente un cúmulo de decisiones propias o viene ya prefabricada con nombre y apellidos y todo lo demás es un cuento de libertad.
  El horizonte se abre con una esperanza yerta y una inmensidad inconcebible, su alucinada luz me daña los ojos, y yo quisiera tener tiempo de sacar una vez más mi particular horizonte íntimo y darle un último beso frío, para quedarme algo más tranquilo, porque ya por fin sé que es lo último que me queda, tras contar mis fuerzas, que ya nada será más, y que éste próximo que me espera, sí será un sueño interminable.


* A Óscar Pérez, in memoriam, que me inspiró este relato. DEP

sábado, 15 de agosto de 2009

De vuelta

  De vuelta, porque casi todo vuelve, si vivo, antes o después, a modo de latido o de recuerdo. 
  De vuelta temprana, conduciendo en el amanecer, fugaz en un paisaje que se incendia, con molinos de viento en un siglo llamado veintiuno.
  De nuevo el mundo, otro mundo, conocido e indescifrable mundo siempre en vilo; regreso a un piso en la penumbra, a un aire enrarecido, a un olvido que caduca con un subir de persianas y ventanas que se abren, y más allá macetas que sobreviven, aunque algunas han caído en las trincheras de un sol que ciega y deslumbra algo más allá de las pupilas.
  De nuevo un poco de vuelta de uno mismo. Tras la nueva presencia, tras la puerta abierta de unas pocas horas, el trabajo permanece, por suerte al fin y al cabo, a la espera de tu existencia renovada, ahora sí de nuevo, con carné de identidad, con nombre y apellidos, esos de los que a veces dudados, los mismos que a menudo nos sorprenden, porque no sabemos de quién hablan, a quién nombran, de quién son dueños en esta función, a veces tan extraña.
  Ahora una ducha, el café, el golpe de la puerta, el viaje y el corazón -silenciosamente alucinado- de nuevo en marcha.